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Soy cotidiana, y eso para mi ya es muy importante. Desde lo común se perciben cosas y situaciones que no son posibles en otros aspectos. Me gusta el marketing, lo ejerzo y lo he llevado hasta las aulas universitarias, las cuales son mi principal complemento para todo lo demás. Los animales son otra de mis pasiones y preocupaciones. El medio ambiente y la vida en sociedad son otros temas también que ocupan mis días. Escribo por gusto no por obligación y afortunadamente encontré un trabajo en el que me pagan por hacerlo.

lunes, 18 de marzo de 2013

SER VULGAR NO ES CUESTIÓN DE GUSTOS

El otro día viniendo en un transporte público para mi casa dos pensamientos se confrontaron en mi mente: estoy envejeciendo y todo me escandaliza o la sociedad a través de la música que escucha llegó a su punto máximo de decadencia. Puede ser una mezcla de las dos. Cuando yo tenía 15 años lo más vulgar que escuché en radio con canciones de moda era la frase "voy a vengarme de ese marica" de una canción de los Hombres G y lo más parecido a una alusión al sexo era de un tema del venezolano Gabino Pampini que cantaba "el cuerpo de esa muchacha tiene forma de guitarra, voy a quitarle el estuche para empezar a tocarla".
No nos digamos mentiras, el sexo siempre ha sido un tema tabú que ha venido destapándose con más fuerza en los últimos tiempos. Jamás cuestionaría el hecho de que las nuevas generaciones tienen una percepción y un concepto diferente de este tema porque sería absurdo pensar que en una sociedad interconectada y además con tendencias globales que todos los días cambian, las cosas fueran como hace 20 o 30 años. Sin embargo sí me preocupa el hecho, de encontrar en el escenario social música que lejos de ser erótica, que muy lejos de ser artística, raya en lo vulgar, en lo ordinario y en la carencia de contenido para quienes la disfrutan.
El papel de la música es muy extenso, música la hay de toda, buena, mala, regular. La hay para todos los gustos. El papel del baile es muy distinto, desde la antropología, todo baile representa un sentido cultural y su connotación en muchos casos está ligada al acercamiento entre hombre y mujer, es decir, tiene un significado que a la larga puede ser sexual y eso no es malo, sencillamente somos seres humanos.
Lo que voy a decir no es nada nuevo, no voy a decir que el agua moja. Voy a meter profundamente mi mano en una crítica que quiero fundamentar no desde el mero escándalo, no desde la indignación que me produce escuchar las letras del señor J.Alvarez quien con su horrible reegaeton denigra de algo tan preciado y satisfactorio como el sexo. Lo quiero confrontar desde el argumento que la música y todo producto de corte cultural, independiente de su impacto comercial tiene unos límites como lo tienen las demás cosas que construyen un imaginario colectivo. Que el reegaeton sea feo por su ritmo es cuestión de gustos como dije anteriormente. Seguro que sí saliera un tema de rock o de cualquier género refiriéndose textualmente a una mujer como puta, o diciendo que se prepare la mujer para "recibir el venoso", o haciendo una directa alusión a la chupada del pene como lo escuché en estos temas, saldría a escribir lo mismo que estoy diciendo ahora.
Considero que ese rol pornográfico hay que seguírselo dejando a las películas, a los sitios de internet y a otras publicaciones de ese corte para cuyo acceso se debe tener la mayoría de edad en teoría. La pornografía siempre ha existido, pero la gran diferencia es cuando esta trasciende a lugares como una buseta pública donde viajan también niños, a emisoras que también las escuchan niños y a un Youtube al que cualquiera accede. Cómo se le puede exigir a una adolescente de hoy que se haga respetar de otros, si además las rumbas a las que asiste tienen estas canciones de fondo y para muchos son la sensación del momento. En qué parte de la historia, la sociedad, los medios de comunicación y nosotros mismos, hemos permitido que todos estos elementos vacíos y destructivos sean tomados tan tranquilamente sólo por atender  lo que está de moda.
Vuelvo y repito, el sexo no es malo, un ritmo que personalmente considero mediocre, tampoco. Lo que cuestiono es que la industria musical tenga que valerse de las herramientas más bajas y deplorables para hacer unos cuantos pesos, cuestión efímera por cierto, porque la buena música, la de estudio, la que construye, la que divierte sin pasar por los valores de la gente, nunca pasará de moda en el género que sea.
Pueda ser que La Mega, Oxígeno y otras cuantas emisoras por ahí algún día entiendan que la juventud merece recibir para sus mentes y sus oídos cosas que si por lo menos no son profundas, tampoco le arrebaten la inocencia tan temprano.