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Soy cotidiana, y eso para mi ya es muy importante. Desde lo común se perciben cosas y situaciones que no son posibles en otros aspectos. Me gusta el marketing, lo ejerzo y lo he llevado hasta las aulas universitarias, las cuales son mi principal complemento para todo lo demás. Los animales son otra de mis pasiones y preocupaciones. El medio ambiente y la vida en sociedad son otros temas también que ocupan mis días. Escribo por gusto no por obligación y afortunadamente encontré un trabajo en el que me pagan por hacerlo.

lunes, 26 de febrero de 2018

HABLAR MAL DE OTROS ES HABLAR MAL DE SÍ MISMO


Una forma muy inteligente de gestionar la imagen personal es evitar hablar mal de otros. Sí, así como lo está leyendo. Si usted pasa horas frente al espejo o closet pensando qué traje ponerse para verse mejor o escogiendo el mejor maquillaje para verse bonito, o mirando videos en YouTube para aprender a caminar, aprender modales, saber hablar, enfrentar situaciones con éxito y además cómo hacer un curriculum llamativo y usar los mejores filtros para sus fotos en Instagram, yo le digo: todo eso está muy bien pero no sirve de nada si usted desde sus relaciones interpersonales no maneja la prudencia y de paso la consideración porque cada vez que tiene la oportunidad hace comentarios negativos y mal intencionados sobre otros.
Hablar mal de otros, es hablar mal de sí mismo. Habrán muchas otras cosas que empañen su imagen personal por supuesto, pero este defecto -porque realmente lo es- puede ser el más grave que atente contra usted ya que los demás, su audiencia o interlocutor, no evitarán pensar que usted primero es un chismoso y segundo una mala persona, pues alguien que se precie de ser exitoso y buen humano, no va por la vida hablando mal de los demás sea cierto o no lo que usted comente.
Pero como yo sé que a mi me leen y me escuchan también personas que son todo lo contrario, que no hacen del chisme y la actitud rastrera un estilo de vida, este escrito va principalmente para quienes no hacen eso pero sí interactúan seguramente en sus diferentes contextos con este tipo de personas tóxicas y mi principal consejo es: ¡aléjese de ellos! córteles el suministro y no participe de su mala intención, no solo porque dañan su paz espiritual sino porque de paso lo ponen en situaciones incómodas, le siembran dudas, puede que logren enemistarlo con gente inocente y valiosa y realmente no vale la pena.
Si usted es jefe o líder de grupo y alguno de sus empleados llega a hablarle mal de otro empleado, mi recomendación es que confronte la situación si es que merece la atención y afecta el entorno laboral porque si son cuestiones de índole personal que a nadie más le interesa, pues a estas personas hay que apartarlas, a estos sí que toca dejarlos "en visto" ya que si lo hacen con un tercero, no le quepa duda que lo hará también con usted en un futuro.
Si en otra circunstancia, usted está empezando a salir con alguien y ese alguien empieza a hablarle mal de sus ex parejas o actual pareja, como sea, no le crea y evite una relación. Alguien conveniente, mentalmente sano, maduro y buen candidato a hacer parte de su vida, no está hablando mal de sus relaciones, más bien pregúntese si esa persona que dice que su mujer está loca o que todos sus novios han sido lo peor, no será el o ella el problema y por eso necesita desacreditar para hacerse la víctima y alcanzar sus propósitos.

Considere en cualquier caso, que si usted es una persona con criterio debería bastarle con lo que ya conoce de una persona de la cual le están hablando mal. Esto para el caso del jefe que se deja contagiar de los chismes o de los amigos que hablan mal de otros amigos, o de la vecina desocupada que tiene envidia porque usted tiene un novio o esposo guapo y le quiere. Usted debería forjarse una idea de ese otro del que le hablan basándose en lo que usted ha conocido y vivido con esa persona, no en lo que los otros le digan a no ser que sea algo bueno.
Es muy común que el chismoso, digámosle así, se acerque con el propósito de dañar al otro porque le tiene envidia, porque tiene un mejor carro, porque es más bonita, porque es más inteligente, por lo que sea pero fijo porque él mismo no es feliz; entonces, no le permita a esa gente que continúe haciendo daño, no propicie usted con sus oídos puestos en él que quizá la víctima se quede sin un empleo o una oportunidad, que pierda a su familia o que su honor y reputación sean pisoteados. Como justificación el que habla mal generalmente afirma: "es cierto o es verdad" y yo le digo a usted: ¡Qué importa si es verdad! lo que importa es que está mal contribuir a un mal ambiente, dañar a otro o a usted ¿le gustaría ser objeto de comentarios malos por parte de un tercero y que toda la oficina o el salón o la familia estuvieran hablando a sus espaldas y usted fuera el último en enterarse? Claro que no ¿verdad? entonces, júntese con gente que aporte, que construya, no se agrupe ni se relacione con el chismoso porque tarde o temprano usted será la próxima víctima y además será catalogado con la misma etiqueta de ese que comenzó todo el lío.
Que quizá a usted se le ha escapado por ahí un comentario que sabe no ha debido hacer, ok, que no se repita, evite hablar con personas en su entorno mal de otros. No hable mal de su país ni de otros lugares o regiones, no se deje llevar por el imaginario colectivo que cataloga a las personas de un sitio como "flojos", "sucios", "putas", "malas personas", etc, porque eso no está bien, ni tampoco hable mal de su empresa, la que le da de comer o de su jefe o del que sea. Si no le gusta la ciudad donde vive, !váyase!, si no es feliz en su relación de pareja sepárese pero no hable mal, porque a veces se puede pensar que como otros también lo hacen entonces yo lo hago y no, lo común no puede convertirse en regla, no si esto daña.
Estoy segura que muchas de las situaciones anteriores se dan porque nos dejamos arrastrar de esas malas costumbres y hay que cerrarles de inmediato la puerta a todas esas personas que buscan precisamente contaminar el clima organizacional, de aula, familiar o social. La próxima vez que alguien se acerque a hablarle mal de otro usted puede usar esta frase, yo se la obsequio con todo el gusto: "¿si sabes que hablar mal de otros es hablar mal de ti mismo?".
!!Feliz semana para todos!!



domingo, 18 de febrero de 2018

REGALAR ES UN ARTE DE MAGIA DESPERDICIADA

Acaba de pasar San Valentín y aunque es una fecha de tradición muy norteamericana, muy de Europa, poco a poco en Latinoamérica ha venido tomando fuerza y ya las personas se incorporan a su celebración. En Colombia se conmemora con más fuerza en el mes de septiembre y digamos que lo importante de estos días en todo el mundo, es la intención de recordar a ese amor, a esos seres queridos, a esos amigos para agradecerles su compañía y el afecto que nos han dado o sentimos por ellos.
Pero no voy a hablar de esas fechas, voy a hablar de la importancia que tiene el regalar en general, porque regalar es todo un arte y debe hacer parte de nuestros hábitos de gratitud siempre, en el día a día, a cada hora, en cada momento. Regalar no necesariamente debe ser una acción que esté mediada por el dinero y por un presente material, de hecho cuando se regalan "cosas inmateriales" estamos enfocando mejor este arte. Siempre debemos procurar regalar en la cotidianidad sin dejar de lado las fechas especiales y comerciales pues si usted queriendo rebelarse en navidad, en un cumpleaños o en el día del amor y la amistad porque su argumento es que esto es marketing, pues yo le digo sí, es marketing pero no puede ignorar a quienes ama solo por ello.
No obstante, regalar debería ser un hábito con dos componentes importantes: que sea constante y que sea impactante, y ojo que con ello no quiero decir que impactante está asociado al regalo más caro o al más creativo, quiero decir que ello debe quedar en el mejor lugar de todo ser humano, el corazón. Cuando hablo de constante quiero que usted piense en hacerlo un propósito para su vida espiritual y profesional, porque regalar abre caminos, porque aquí yo hablo de regalar buena actitud, buenas palabras, buenos comportamientos, buenos pensamientos. Entonces, no necesita llevar un objeto todos los días a las personas con quienes comparte su lugar de trabajo o su casa, su entorno, pero sí puede regalar tranquilidad, palabras que construyan y levanten el ánimo, compañía, solidaridad, tantas cosas. Cuando se encuentre con alguien que no tiene un buen semblante no le diga que está feo o gordo, eso no va a cambiar positivamente a esa persona y seguramente sí le estará amargando el resto de día. Sin ser hipócrita, usted puede hacer referencia a un accesorio que lleve puesto, a lo bien que huele, no sé, tantas cosas buenas que usted puede decir y que son un regalo porque estoy segura, usted le hizo el día un poco mejor a esa persona.
Cuando llegue a casa cansado en lugar de pelear con su pareja, sus hijos o su mascota, haga un esfuerzo por compartir lo bueno que le sucedió como una anécdota o algo divertido, por darle un abrazo a esa persona que no vio en todo el día, por darle un beso a quien le acompaña constantemente, eso es un regalo que la gente así sea en silencio agradecerá más que una cantaleta abominable.
Si usted es un jefe regale a sus empleados palabras de agradecimiento por ejemplo, destaque su labor cuando lo hagan bien. Un buen líder no es el que más grita o el que se gana la autoridad a costa del miedo de los demás, un buen líder se gana el respeto y lo da, no lo regala, pero sí puede obsequiar su sabiduría compartiendo su conocimiento y entendiendo que los otros también son seres humanos.
Regale sonrisas, regale actitud cuando llegue a un restaurante o sala de belleza, es cierto que usted está pagando pero quien hace un trabajo para usted quizá esté necesitando en ese momento "un algo" que lo motive a continuar en la vida y usted no solo está ganando riqueza espiritual, también está ganando la posibilidad de que ese otro le regale un mejor servicio del que usted espera, nunca se sabe.
Este es un tema que se puede asociar al personal branding e imagen de marca porque cuando esa actitud de regalar es parte de su estilo de vida, se dará cuenta que será el favorito de otros: en su familia, de sus clientes, del mercado, una diferenciación clara frente a la competencia en todos los ámbitos, porque usted se transforma en una persona especial que ofrece experiencias y momentos buenos, o ¿quien quiere estar al lado del criticón, del gruñón, del chismoso, del que se queja de todo? nadie, excepto los que son iguales a él. Es un tema de Relaciones Públicas porque como he insistido en este y otros contenidos que tengo, no se puede dimensionar hasta donde llega la gratitud de alguien y el poder de recordación que genere en el otro, simplemente porque usted quizá dijo una palabra que se necesitaba en el momento exacto y oportuno, o porque regaló una sonrisa. Eso es abrir puertas.
Quiero aclarar esto. Regalar no es equivalente a dar algo porque se requiere un favor del otro o peor aún, dar algo que ya no necesito. Es muy común escuchar a la gente decir: "hay que darle un regalo a fulano para que nos haga este favor" o "voy a regalar una ropita que ya no me sirve a los más necesitados". Cuidado con ese cruce de conceptos, pues regalar es un acto donde se hace un esfuerzo -no obligado ni con malestar- por otra persona y no es deshacerse de lo que ya no uso.
Lo anterior lo han entendido también algunas marcas y empresas que usted podrá notar en  productos que no le "regalan" nada, me refiero a la práctica promocional de "te doy una salsa por la compra del spaguetti" o algo así, o no cobrar. Usted en su negocio cobre lo que tenga que cobrar, pero regale experiencias, momentos inolvidables -ver marketing experiencial, Brand Sense- y entenderá a qué me refiero. No voy a mencionar marcas pero piense en aquellas que en Black Friday sin pedirlo a sus clientes, logran que literalmente se atropellen cuando abren las puertas y no necesariamente porque ese día haya descuentos, es porque aman, adoran la marca por sus buenas prácticas de experiencia con su mercado todos los días del bendito año.
Pues bien, ya para finalizar, mi consejo es que incorpore el hábito de regalar y póngalo en práctica correctamente en el entorno que desee y yo le aseguro que verá resultados, porque es un arte, porque tiene magia y esa la necesitamos a diario para construir nuestra imagen pero también nuestro interior.


sábado, 10 de febrero de 2018

NO SOLAMENTE ERES LO QUE COMES, TAMBIÉN ERES LO QUE RESPONDES

Antes de toda la revolución tecnológica que ahora es parte del siglo XXI, era una buena costumbre responder las cartas, devolver las llamadas. De esto, las generaciones anteriores sí saben muy bien lo que hablo, pues era muy mal comportamiento dejar a una persona sin respuesta, como se dice ahora "dejarla en visto". Si bien, las herramientas hoy son diferentes -WhatsApp, redes sociales, correo electrónico, entre otros-, las personas siguen siendo personas, que yo sepa, y como personas siempre estamos esperando una respuesta si nos dirigimos a otra.
Así como dejar con la mano estirada a quien nos saluda con ella es de pésima educación, también lo es cuando ignoramos un correo, un mensaje o un comentario. A no ser, que el otro se dirija a mi para insultar o para decirme cosas imprudentes, estamos en el deber de responder los mensajes de quien se comunica con nosotros y esto no tiene excusas, con excepción del caso planteado aquí hace un momento. La falta de tiempo, las ocupaciones, la pereza o peor, hacerse el "interesante", no funcionan, no, si queremos construir una buena imagen personal y no si queremos tener las puertas abiertas a las posibilidades laborales, personales o de negocios.
Cuando su empresa le asigna un correo corporativo tenga la seguridad que lo hace porque es el canal de comunicación que le proporciona para eso: comunicarse. Así las cosas y según su función usted está obligado a responder a quién le escribe por este medio porque para eso se hizo el correo; si dado el caso alguien se dirige en comunicación y usted no es quien pueda dar respuesta a tal requerimiento, su actitud de servicio y de respeto deberá ser la de responder dirigiendo a la persona a quien sí pueda dar solución o trámite a ese remitente.
Las empresas deberían saber esto y deberían "educar" a su staff en relaciones públicas y netiqueta porque bien o mal, eso es parte importante de la imagen de marca. Así de simple.
Si hablamos de su correo personal, hay unas variaciones, hay contextos, pero opera de forma similar. Contestar los correos es una buena práctica y a no ser que tengamos motivos muy personales con el remitente -asuntos de pareja, problemas de familia y amistades, acoso, abuso o el spam de siempre- tener una actitud de respuesta es parte de las relaciones públicas. Habrá quien me diga que no responder puede obedecer a una intención voluntaria. Bueno, eso es otra cosa. Si usted está seguro de que no quiere nada absolutamente con la otra persona y está muy seguro de no necesitar en un futuro de esa persona, es una elección libre: hay casos de casos.
Pero si no está seguro, no sabe cómo responder o piensa dejar la respuesta para un después, mi recomendación es que sea diplomático y no deje al azar su imagen, de verdad.
Todo lo anterior aplica para los chats y redes sociales, no importa la plataforma. Por supuesto que un grupo de WhatsApp donde mucha gente envía chistes, opiniones y demás información casi irrelevante no implica como tal una respuesta. De igual manera cuando los chistes son directamente a usted. Pero si alguien lo saluda, le pregunta algo, le pide un favor, una información, ¿por qué no contestar? He visto casos en los que alguien solicita algo, cualquier cosa. Uno responde con la información o peor, el favor que necesitan y nunca más, ni un gracias hay como respuesta. Desagradable, muy desagradable. Ustedes me comprenden.
Tomarse un minuto o menos para un mensaje de vuelta es parte del respeto, de las relaciones públicas y de la netiqueta. Contestar con un simple gracias aunque sea a una felicitación de cumpleaños es un gesto sencillo y valora la intención del otro con usted. Si el tiempo no le da para responder ya sea a sus clientes o contactos de Facebook o WhatsApp puede hacer algo mejor que dejar en visto: o no publica nada y solo incluye a quienes realmente quiere responderles, o mejor cierra todos sus canales de comunicación y así quizá personalmente entabla conversaciones one to one solo con aquellos que son de su interés.