Datos personales

Mi foto
Soy cotidiana, y eso para mi ya es muy importante. Desde lo común se perciben cosas y situaciones que no son posibles en otros aspectos. Me gusta el marketing, lo ejerzo y lo he llevado hasta las aulas universitarias, las cuales son mi principal complemento para todo lo demás. Los animales son otra de mis pasiones y preocupaciones. El medio ambiente y la vida en sociedad son otros temas también que ocupan mis días. Escribo por gusto no por obligación y afortunadamente encontré un trabajo en el que me pagan por hacerlo.

domingo, 12 de julio de 2020

¿SOLTAR Y DEJAR FLUIR? O ¿CONSERVAR Y CULTIVAR? LO QUE LAS CRISIS PUEDEN ENSEÑARNOS



Estaba en deuda con mi blog, pero ahora vengo con un poco más de tiempo a ponerme al día con esta entrada, algo más de dos años, prometiendo escribir a menudo de todos estos temas de marketing cotidiano. 




Las marcas en especial cuando son nuevas en el mercado, tienden a generar grandes estrategias publicitarias y promocionales para cautivar con ese innovador producto a los posibles consumidores. Esto lo ve uno en grandes compañías y en pequeños negocios, que cuando comienzan, de hecho lo hacen muy bien: son serviciales, son atractivos, ofrecen un sinnúmero de atributos maravillosos. Si es un restaurante, te encontrarás una comida exquisita y bien preparada, si es un bien tangible, seguramente te toparás con un artículo de excelente calidad, con un buen respaldo preventa y postventa, en fin, vas a encontrar una serie de cosas que te harán creer que por fin encontraste un sitio donde sentirte bien atendido y volver, o un producto que con seguridad comprarás de nuevo… no importa lo que valga.

Uno de los errores más grandes que puede cometer una empresa tenga o no reconocimiento o si apenas se empieza a consolidar, es no mantener esa coherencia en el tiempo, es decir, tener el entusiasmo en el ciclo inicial y no preservarlo una vez se logra cautivar a dicho mercado. No quiere decir que pase con todas las marcas y empresas, por supuesto que no. Muchas entienden que la conquista es un tema de todos los días, no de un rato, y lo han hecho bien, y por eso están donde están. Hablo de aquellas que no dimensionan aún, a pesar de la globalidad, que de nada sirve el impulso inicial si este no se mantiene vivo de ahí en adelante.

Con las personas, con las relaciones, sean estas de amistad, de trabajo, de amor, de familia, pasa exactamente igual. Esto no significa que cada vez que iniciamos un contacto con alguien tenga que perdurar para siempre. No hay contratos vitalicios ni en la vida ni el marketing, pero sí hay algo que se llama el tiempo de éxito, es decir, ese rango cronológico que debes trabajar para que en lo posible las cosas salgan lo mejor que se pueda: si eres empresario, sabes de lo que hablo. No se desiste de un proyecto de emprendimiento al primer problema, al primer obstáculo; no se puede esperar una ganancia de inversión en los primeros dos años cuando hablas de hacer empresa. Tendrás que cultivar día a día la plantita que una vez fue parte de tu sueño y no dejarla morir en las primeras semanas solo porque algo no salió como querías.

Bien, creo que ya me he hecho entender. Mucha gente, muchos empresarios, muchas marcas, se preguntan por qué lo que parecía ir tan bien, de repente se acaba y es que lo difícil no es comenzar como muchos creen, lo difícil, el reto, está en perdurar.

Estamos en tiempos de pandemia, de confinamiento, y muchas empresas han tenido que cerrar, otras, han visto disminuidos sus ingresos, la lucha en estas circunstancias es bastante difícil. Pero yo creo en algo, en eso que va más allá del marketing y es precisamente ese esfuerzo que desde antes de la crisis, algunas marcas, algunos establecimientos, hicieron en su día a día por permanecer, sin saber lo que se acercaba, y esa constancia y ese tesón, que no debiera venirse a hacer justo ahora, es el que puede llegar a dar una luz de esperanza.

Lo que quiero decir es que en crisis, de una u otra forma tendrás que luchar por recuperar lo que se pueda sin remedio, pero no hay que tener una situación problema encima para correr a hacer las cosas que pudiste hacer y cuidar antes. Lo que mostraste cuando comenzaste, lo que trabajaste en los días corrientes es lo que te va a dar la fuerza para salir de la situación difícil. Y así con las personas. No podemos esperar a redimir lo que dejamos perder antes con la gente, con la familia, con los amigos, con la pareja, cuando ya tenemos el agua en el cuello. Ese es el costo de recuperar, cuestión que ni las empresas ni las personas han entendido muy bien: recuperar cuesta, recuperar no siempre es posible, recuperar implica volver a comenzar sin la garantía de que todo vuelva a ser como antes.

Jamás se puede basar la esencia de la vida, los negocios, las tácticas, en recuperar. El punto es construir, atesorar, hacer lo mejor que puedas no cuando las cosas se han perdido o desvanecido. El otro día leía una frase que me llamó la atención, decía algo así “muchos están concentrados en soltar y dejar fluir, pero pocos están interesados en conservar y perdurar”. Y entonces pensaba ¡cuánta razón hay en esto! pues vivimos en una sociedad que piensa erróneamente que dejar fluir y soltar es desentenderse del otro, es dejar todo al azar a ver que pasa, es dejar escapar lo que la vida te presenta: si fue, fue, y si no, no sucede nada. Y sí que sucede. Filosofía algo triste que denota el poco esfuerzo que personas y empresas están tan frágilmente dispuestas a hacer por cultivar y trabajar de alguna manera a sus clientes, sus oportunidades, a las personas, a la vida misma.

En marketing se habla mucho del costo que implica el conseguir nuevos clientes versus el costo que tiene conservar los que ya se tienen.  No voy a hablar de cifras, no las tengo a la mano, pero sí puedo decirles que es mucho más caro ir por ahí consiguiendo consumidores adicionales que quieran comprarte, a preservar y cuidar los que una empresa ya tiene o atrajo previamente. Siempre será válido abrirse a nuevos mercados, nuevas posibilidades, pero en ese afán de hacer crecer los números, en estos casos muchas empresas olvidan a quienes siempre han estado ahí y decidieron darte una oportunidad de comprar la marca. Con las personas pasa exactamente igual, con excepción de las cifras y el costo de inversión o el famoso ROI del que siempre se habla. Aquí no hay dinero de por medio, pero hay cosas más importantes, valores intangibles, afectos que no vas consiguiendo por ahí como si esto fuera un mercado o una feria de pueblo. Creo que la analogía es suficiente.

Vuelvo y repito, no se trata de solo mirar lo que ya se tiene, por supuesto que en un mundo con tantas opciones siempre habrá que estar presto a las diferentes oportunidades, pero una cosa es estar abierto al cambio y trabajar por ello, pero una muy diferente es olvidar lo importante, lo que ya tienes, lo que has conseguido. Con esta situación de pandemia, veo que las empresas buscan atraer más clientes nuevos para levantar sus negocios. Todo un reto, todo un trabajo yo diría, desgastante y poco efectivo. No han entendido un concepto del que hablaré en otro blog, llamado lealtad o fidelidad de marca, lo cierto es que quien te dará la mano en la circunstancia que sea: comercial, laboral, familiar, personal, es que quien ya te la dio antes, con toda seguridad te la dará después.

Así las cosas, no solo desde un pensamiento estratégico, también desde una perspectiva de vida, hay que entender que si comenzaste tu negocio, tu empresa, un vínculo, -sea empresarial o personal- siendo uno, prometiendo demasiado, siendo servicial, lo mejor de lo mejor, ofreciendo un producto único y exquisito, amable, excepcional, etc, y con el tiempo, pensaste que ya no era importante mantener eso, porque ahí estaban tus clientes y te compraban de todas formas, y no era necesario esforzarse más, entonces no esperes de verdad, que esos clientes o esas personas sigan ahí para ti o para tus ofertas de negocio y te den un chance, en situaciones como esta, la que estamos viviendo, donde todo es difícil y pocos están dispuestos a dar. Si empezaste siendo uno y terminaste siendo otro, entonces sí tendrás que conseguir nuevos clientes, nuevas oportunidades, pero eso no te garantiza que vayas a lograrlo.

Así que te invito a trabajar y enfocar tus fuerzas más en lo que conseguiste, llama a esos clientes que ya están contigo, ponte en contacto con esas empresas con las que algún día tuviste un contrato, escríbele un correo a esa persona que alguna vez te hizo un favor y apenas le dijiste gracias, no sé, vuelve a rescatar si te es posible lo que alguna vez te hizo conseguir lo que obtuviste con quienes decidieron abrirte su puerta -en el buen sentido de la palabra-.

Hasta la próxima.