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Soy cotidiana, y eso para mi ya es muy importante. Desde lo común se perciben cosas y situaciones que no son posibles en otros aspectos. Me gusta el marketing, lo ejerzo y lo he llevado hasta las aulas universitarias, las cuales son mi principal complemento para todo lo demás. Los animales son otra de mis pasiones y preocupaciones. El medio ambiente y la vida en sociedad son otros temas también que ocupan mis días. Escribo por gusto no por obligación y afortunadamente encontré un trabajo en el que me pagan por hacerlo.

jueves, 6 de junio de 2013

DE LA SERIE JAMES BOND: EL SATÁNICO DOCTOR NO

-Buenas tardes doctor
-(no obtuve respuesta)
-Buenas tardes doctor
-Dale, siéntate
No habían pasado 30 segundos y ya me sentía arrepentida de haber acudido al servicio de cita prioritaria que ofrece Sánitas, la empresa de salud a la que estoy afiliada. Eras las 6 y 30 de la tarde aproximadamente y hubiera podido irme a mi casa a no hacer nada, pero mi conciencia y lo que me había dicho el médico de la universidad donde trabajo no me dejaron, así que decidí actuar responsablemente. Luego de ese ‘respetuoso’ saludo que me dio el doctor de turno, procedió a examinarme someramente. Una vez terminó solo recibí reproches: “aquí no atendemos urgencias, yo estoy aquí solo por usted, he debido irme hace media hora, no tengo como hacerle un electrocardiograma, bla, bla, bla”. Cuando estaba a punto de pararme y decirle gracias, que yo iría mejor al otro día a mi médico privado, él me sale con esta: “espere un momento aquí, no se vaya a mover.”
Fue y volvió a los 10 minutos, habló por allá con otro doctor y llegó con una orden. La orden era para hacerme un electrocardiograma en ese mismo momento. Yo me preguntaba sola, ¿acaso no me dijo hace un rato que ahí no podía tomarme ese examen? Bueno, yo de todas formas esperé y antes de bajar al sitio me dice algo que es el tema bajo el cual voy a centrar esta entrada de blog: “mira nena, te vamos a tomar este examen aquí y depende de cómo salga te vas por tus propios medios o en ambulancia, y no lo hacemos tanto por ti, lo hacemos porque queremos evitar un problema de tipo legal”.
Sin más opción que maldecir pasito e indignarme por tan sabia apreciación de este señor, bajé, me hicieron la cuestión, regresé, afortunadamente no había nada en el examen que indicara algo malo, pero sin embargo faltaba la cereza del postre: “tiene que irse de todas formas a urgencias porque puede quedar como un pollo”. Ante eso pues uno obedece, con una sentencia así pues no hay opción. A esa altura del partido, con el típico tráfico de la autopista norte a las 7 de la noche y camino a la clínica El Bosque ya no me dolía nada, pensaba que era mejor haberme ido a clase con mis estudiantes, reírme un poco y haber regresado a mi casa a tontear un rato en el Facebook. La historia de esto acaba, conmigo perdiendo una hora en urgencias, viendo a muchas personas en la sala de espera realmente graves y sin ser atendidas, y yo de pie cargando mi celular para poderme comunicar a mi casa. Total, vi que me iban a pasar al triage a eso de la 1 de la mañana a ese paso y eran hasta ahora las 8 de la noche. Me largué con mis exámenes en la mano y efectivamente llegué a mi casa y me sentí mejor.
Hoy iré a mi médico privado, quien me regañará por fumar y no controlarme el azúcar. Pero lo hará en su derecho y ética, con el amor y sapiencia que lo caracteriza. Y aceptaré sin refutar nada porque tendrá razón. Pero la diferencia es que él pertenece a ese grupo de profesionales que siempre tendrá una palabra cariñosa y alentadora para sus pacientes. La diferencia también es que el desenlace de esta historia es bueno porque yo pude irme y saber que el dolor del pecho que tuve no fue tan grave y aquí estoy escribiendo. La cuestión es, ¿qué pasó con todas esas personas que quedaron allá? ¿Qué pasa con los miles de seres que tienen que aguantar todos los días la precaria atención de las EPS en Colombia y sus doctores light como el que me tocó a mi, cuando hay situaciones talvez irremediables pero que con cariño y afecto se hacen más llevaderas? ¿Quizá más soportables? Con toda seguridad, ¿más humanas?
No lo sé, pero enfermarse es cuestión seria en nuestro entorno y aliviarse es cuestión de quien tenga la plata para asumir por fuera del sistema sus gastos médicos. ¿Qué están haciendo las universidades y sus facultades de salud por formar personas afectuosas, respetables y éticas? Sabemos que a la fecha las EPS se cuidan para evitar problemas de tipo legal, pero uno como paciente no espera nunca que la respuesta de un médico sea la que él me dio a mi para atenderme. Seguro que no soy la única que ha recibido este trato, pero como sé que muchos de mis colegas, amigos, estudiantes y otros leen mi blog, les dejo esto para la reflexión. Yo no estudié medicina, pero algo que sí les agradezco profundamente a los jesuitas de la universidad donde pasé buena parte de mi vida, fue el haberme enseñado a ser antes que profesional una buena persona.