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Soy cotidiana, y eso para mi ya es muy importante. Desde lo común se perciben cosas y situaciones que no son posibles en otros aspectos. Me gusta el marketing, lo ejerzo y lo he llevado hasta las aulas universitarias, las cuales son mi principal complemento para todo lo demás. Los animales son otra de mis pasiones y preocupaciones. El medio ambiente y la vida en sociedad son otros temas también que ocupan mis días. Escribo por gusto no por obligación y afortunadamente encontré un trabajo en el que me pagan por hacerlo.

sábado, 14 de abril de 2018

LOS BUENOS MODALES SON EL MEJOR VESTIDO QUE PUEDES LLEVAR

Si existe una cualidad que haga ver hermosa a cualquier persona son los buenos modales y si hay algo que haga ver a alguien feo, que genere repudio y fastidio es precisamente la mala educación. Muchas personas invierten dinero en ropa, maquillaje, perfumes, accesorios, automóviles, celulares costosos y en general lujos que poco o nada sirven si ellos no se esfuerzan o hacen un buen intento por tener un mínimo de buen comportamiento, aclarando que los buenos modales nada tienen que ver con la clase social, el estrato socioeconómico, el nivel de estudios, la edad, la raza o el lugar de procedencia de una persona. Podemos encontrar de todo: personas que han estudiado a un nivel alto y tienen una buena posición social o reconocida, con modales que dejan mucho qué desear, como personas que carecen de recursos y viven en condiciones de pobreza pero con un comportamiento y actitud maravillosas.


Algunas personas creen que tienen el derecho de ser groseros solo por el hecho de tener un cargo o una edad avanzada y eso no es así. El respeto y los buenos modales son transverales a cualquier época de un individuo y más que una obligación moral que no lo es, constituyen una obligación social para la buena convivencia y construcción de contextos sean estos nacionales, urbanos, educativos, familiares, laborales, entre otros.  Considero que un aspecto que ha influido mucho en la carencia de modales que se vive a diario tiene que ver con el hecho de que existen comportamientos que se han vuelto comunes y como he recalcado en otras entradas de mi blog, el que algo sea común no constituye ni la norma ni lo correcto.
Así, encontramos que se ha vuelto común no saludar, no dar las gracias o empujar a las personas para abrirse paso. Común se ha vuelto usar el pito del automóvil para acosar a quien hace un pare o da paso a otro, insultar a una persona que se varó en la vía, ignorar los correos o mensajes de alguien sin una respuesta a una pregunta. Se volvió común ver a la gente en los servicios religiosos, clases, conferencias, almuerzos y citas chateando por el celular o hablando y riéndose a carcajadas en un recinto donde se debe hacer silencio. Se volvió común insultar a las personas en las redes o en otros espacios porque no piensan igual que el otro, invadir con mensajes y cadenas aburridas a los demás en WhatsApp y Facebook. Es común ver a las personas comiendo, maquillándose o con rulos en la cabeza en el transporte público; se volvió común la burla, la indirecta en las redes y así otro tipo de comportamientos que para nada abonan a la imagen personal y por el contrario sí la deterioran.
Entonces vuelvo a lo mismo: que sea común no es indicativo de que sea correcto. La gente no puede dejarse contagiar por esa ausencia de valores imitando comportamientos que están muy lejos de generar oportunidades, porque seamos sinceros: los buenos modales sí que abren puertas, sí que enamoran. Muchas personas se quejan de estar solos, de no ser aceptados, de ser rechazados en un trabajo, en una beca, de no poder conseguir pareja o amigos, de no ser interesantes para un escenario en especial. Sin afirmar que las causas sean siempre por la falta de buenos modales, sería interesante preguntarse si una de estas puede ser precisamente una actitud carente de decencia.
Siempre se ha dicho que los modales se aprenden en casa y esto es cierto. Pero todo lugar y momento son una oportunidad para aprenderlos y ponerlos en práctica pues estos, no son negociables ni relativos. Una persona no puede decir que toma la decisión de tener buenos modales con unas personas y espacios sí y con otros no. Aquí no hay grises, no hay gamas. La actitud decente está presente en todas las circunstancias, con todas las personas y no como dice una señora de la farándula nacional, muy controvertida ella:  que no está en la obligación de saludar a quien le cae mal porque eso es ser hipócrita. La decencia no pelea con nada ni nadie y hay que ser decente incluso con quienes no nos agrada. Saludar no es ser hipócrita. Si va a recibir consejos al respecto, búsquelos en personas que sean un buen ejemplo de educación porque el ser famoso o poderoso no es sinónimo ni de calidad humana ni de buenas costumbres.
Estoy segura que en términos generales todos sabemos qué cosas son las asociadas a los buenos modales y cuáles no. Mi invitación es a no imitar lo que se ha vuelto común. Es tan cotidiano ver la falta de modales ahora que cuando alguien es cortés y tiene un buen comportamiento, esto se vuelve un atractivo fuerte y constituye un gran diferencial, en definitiva el mejor vestido que puede llevar.

sábado, 7 de abril de 2018

EN CUESTIÓN DE MARCA COMO EN LA VIDA ES MEJOR SER QUE APARENTAR

La marca es un concepto del que mucho se habla y poco se aplica. Tanto la web como las librerías están llenas de documentos que la explican, la analizan, tratan de llevarla a un escenario posible de acción, lo cual está bien y es adecuado, el problema está en que empresas y personas la siguen viendo como una práctica que solo se asocia a la imagen y han olvidado que la marca representa mucho más que un logo o una apariencia y más bien se trata de un acto de coherencia: algo así como una secuencia entre lo que se dice, lo que se piensa y lo que se hace.
Indudablemente la marca tiene unos elementos constitutivos que la componen como un nombre, un logotipo, unos colores, en algunos casos personajes, números y emblemas que la complementan, y esto debe ser un trabajo bien desarrollado que atine a generar recordación; pero no podemos ignorar que además de esto, la marca es la representación de una práctica empresarial en la cual los consumidores deben sentirse identificados y deben ver en ella lo que realmente un producto o servicio promete, sumado al hecho de que una marca en sí misma constituye una garantía, un valor de confianza por el cual una persona apuesta cuando la adquiere.  Aún así, vemos casos de productos y empresas cuyas marcas se quedan en la imagen bonita y descuidan aspectos tan vitales como el servicio, el respeto por el mercado, la competencia sana, la responsabilidad social y la reciprocidad que un cliente espera de estas.


Ser recordado por malas prácticas, por escándalos mediáticos, por publicidad engañosa, por calidad deficiente, pareciera que no le importara a muchas empresas y es entonces cuando podemos afirmar que en efecto, estas tienen una marca pero de branding muy poco o nada. Del branding también se habla bastante y entendemos por branding todas aquellas acciones y procesos que ayudan a construir la marca de una forma más profunda, desde la percepción, desde el concepto que forja en consumidores y no consumidores; por eso, marca y branding no son lo mismo pero van de la mano y aunque hay que hacer un trabajo fuerte para construir y posicionar una marca, es el branding el que realmente constituye su esencia.
En otro capítulo hablaré específicamente del branding y con más profundidad, pero al respecto lo que se puede anotar es que va ligado a los procesos, personas, métodos, estrategias y acciones que realmente construyen ese valor de la marca. Así las cosas, no es suficiente con crear una imagen agradable, hay que ser agradable. No es suficiente con hacer una marca fácil de pronunciar y de recordar visual y sonoramente, en este caso una marca es recordable y accesible porque dicho producto, servicio o persona, si fuera la circunstancia, es todo eso en el día a día y los demás lo perciben realmente.
La marca no es un concepto que solo de debe aplicar a productos o servicios, debe ser también asociado a las personas, pues como individuos somos marcas que estamos en un mercado laboral y profesional sin excluir el ámbito privado y de una u otra forma generamos una imagen hacia los demás. Tanto para empresas como para los seres humanos, la proyección de la marca requiere de esfuerzo y trabajo, es decir, no es suficiente con "querer parecer". Yo puedo "querer parecer" inteligente pero esto no se logra con el simple deseo, si ese es mi objetivo hacia los demás para que otros me vean inteligente yo debo estudiar, leer, interactuar con diferentes escenarios, esforzarme por el conocimiento mismo y producir contenidos, argumentos, encuentros donde esto sea evidente. De lo contrario no se podrá lograr.
Igual pasa con un producto que desde la marca quiere darse a conocer por ejemplo como amigable con el medio ambiente. No se trata pues de usar la publicidad o las redes para subir mensajes en pro de la protección animal y la ecología, pero en sus prácticas internas de empresa no se recicla, el producto en sí usa elementos contrarios a esa filosofía y no tiene programas realmente ambientales. Es cuestión de coherencia.
En la salud, en el sector financiero, en los servicios en general por nombrar algunos, encontramos marcas de estas empresas cuyo lema tiene que ver con el sentido humano o la agilidad y vemos cómo en sus mensajes comerciales esta promesa es usada para la venta de su portafolio pero en la práctica, en la cotidianidad, hay un trato displicente con cliente, demoras en los procesos logísticos y de entrega, burocracia. ¿Será entonces que esas marcas verdaderamente están siendo acordes entre lo que piensan, dicen y hacen? Yo no lo creo.
El tema de marca es amplio y de un gran debate sin duda alguna, pero yo resumiría toda esa filosofía y esa gran disertación teórica de esta manera que lo he descrito, está bien tener una buena imagen visual, pero está mejor ser esa gran imagen en la realidad, algo así como es mejor ser que aparentar.

lunes, 19 de marzo de 2018

Al amor y al marketing lo afectan principalmente dos cosas: el miedo y la falta de innovación


Yo creo que uno de los temas más complicados de abordar es el amor, no sólo porque su concepto es muy relativo y amplio, sino porque es mucho lo que se puede decir al respecto y es tan escaso el tiempo y el espacio que intentar resumir el más bello de los sentimientos aquí, es más bien utópico. No sé si me he metido en camisa de once varas, pero desde el marketing y lo cotidiano que es el amor mismo, hablaré de algunas herramientas que pueden aplicarse en sus diferentes formas en pro de su buena práctica, de su permanencia, aclarando que mi intención no es darles fórmulas mágicas porque yo creo que cada quien tiene su manera y sus propias vivencias por demás muy valiosas; lo que yo quiero entregarles hoy es una recopilación resultado de experiencias que pueden ser útiles y usted verá si son acertadas o no en su caso. Lo que sí es claro es que hay dos cosas que afectan mucho al marketing y al amor: el miedo (miedo a expresarse, miedo al qué dirán, miedo a perder, miedo a intentarlo, miedo a quedarse solo, miedo a amar...) y la falta de innovación (pensar que una vez pasa la conquista todo está hecho y es perdurable, no preocuparse por mejorar cada día, no progresar, entrar en la zona de confort, ignorar los alcances de la competencia...) 



Promesa Básica 
En marketing el término promesa básica refiere al cumplimiento total y garantizado de lo que un producto o servicio ofrece a su mercado. Si yo le prometo al consumidor que mi producto le va a quitar las canas y se va a ver más joven, justo eso tiene que hacer mi producto, de lo contrario es lo que se conoce como publicidad engañosa. En las relaciones románticas y de conquista, la promesa básica es igual y funciona de la misma manera que el marketing. Creo que el problema del desamor, la decepción y todo lo que ello conlleva se debe precisamente al hecho de prometer cosas que no se pueden cumplir y con esto no hablo solamente de los juramentos como "serás el amor de mi vida", "eres el único (a)", "siempre te amaré"; hablo de venderse en la etapa de conquista como una persona con ciertas características y atributos y una vez culminado el trabajo mostrar la real cara y personalidad. Considero que esto decepciona a cualquiera y va en contra del amor, y quiero decirle algo, sabemos que somos imperfectos, entonces hay que mostrar lo perfecto y lo imperfecto de entrada, el otro verá si lo amará y aceptará aún así. Si usted es celoso, controlador, mamón, fastidioso, perezoso, sensible, o lo que sea, muestre eso desde un principio. Quien se enamora de uno, lo quiere a uno con todo (lo bueno y lo malo) y no intentará cambiarlo, una cosa muy diferente es transformarse en otra persona después de la etapa de enamoramiento. 

Empaque atractivo 
Un producto en el mercado para ser tenido en cuenta y lograr preferencia generalmente debe tener un empaque atractivo, llamativo que se podrá ir cambiando a medida que pase el tiempo adaptándose al momento y preferencias del consumidor. Ojo con lo que voy a decir porque no quiero malas interpretaciones: esto aquí no se trata de ser perfectos, recurrir a las cirugías, gimnasio y no salir de la peluquería. Por supuesto que si usted quiere hacerlo está bien, pero la gente toda la vida ha confundido ser atractivo con tener cuerpo armonioso y cara de modelo, y por eso tenemos una sociedad miserable. Una persona atractiva es alguien que en primer lugar se quiere como es y respira esa comodidad aún estando en pijama y sin maquillaje, pero además se preocupa por cultivar su ser interior. Es una equilibrada y sincrónica combinación entre lo espiritual, lo intelectual y lo físico, no una o dos, las tres. Conozco gente que una vez se casan se descuidan y no se ponen bonitos ni dentro de casa o fuera de esta, otros dejan de estudiar, de leer, de progresar, de trabajar. Se abandonan creyendo que ya lo hicieron todo una vez termina la conquista y no ven que la conquista es una lucha del día a día, con una competencia que ofrece muchas cosas allá afuera (lamento decirlo pero es la realidad) tanto así que ya no tienen un tema de interés qué compartir con su pareja y por eso dejan de ser atractivos, dejando que la monotonía y ese querer descubrir algo nuevo del otro se pierda olvidando que enamorarse significa también dejar que el otro descubra siempre algo nuevo en mí, en definitiva: alguien predecible que ya no genera curiosidad o interés. 

Spam Sobresaturación 
En este punto caben varios aspectos desde diferentes perspectivas. En primer lugar cuando hay una conquista o un interés por alguien está bien demostrar la intención hacia el otro porque si a usted le agrada otra persona o le atrae para una relación, lo más lógico y acertado es expresar eso. Sin embargo, es importante medir la cantidad de acciones hacia ese otro porque pueden convertirse en saturación lo cual puede terminar en desinterés por parte del objetivo. En mercadeo de igual forma está bien hacer publicidad, enviar mensajes, pero llega un punto es que es tal la cantidad que tomamos aversión hacia una marca, en especial si invaden nuestro correo o teléfono celular con mensajes de spam. Igual pasa con las personas, demostrar interés no tiene que convertirse en un martirio para el otro y hay que ser claro y contundente con el mensaje de lo que usted quiere. Insistir cuando vemos que no hay feedback, feeling, igualdad de interés, es clave para no volverse intenso y fastidioso, recuerde que la atracción y el amor son de dos, no de uno, hay que aprender a leer a los demás y entender cuándo un no es un no y un sí es un sí. Simple. 
Desde otro ángulo está la sobreexposición de amor, en especial en las redes sociales (estados de WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter, etc). Es contraproducente realizar publicaciones cada cinco minutos o todos los días, de lo mucho que usted está enamorado o despechado según el caso. Está bien compartir una que otra cosa, por qué no, pero sobreexponerse tiene consecuencias: usted cansa a las personas con el mismo cuento y por otro lado recuerde lo que García Márquez dijo por ahí: "el amor es eterno mientras dura" y cuando usted se sobreexpone también corre el riesgo de ser la burla y la crítica de todos los demás si esa relación algún día termina. Usted podrá decirme que no le importa lo que los demás piensen, y tiene razón, pero no le dé motivos a las personas y aprenda a gozar de sus momentos desde su privacidad pues finalmente son suyos y de nadie más, sea prudente porque la vida es cíclica, es parte de la naturaleza y el aprendizaje humano, pero es parte de su intimidad y a nadie más le interesa. 
Y desde otro punto, hay que dejar que el otro respire, deje espacio para que lo extrañen que soltar no significa abandonar. Me da risa y me parece ridículo como algunos contenidos en Internet aconsejan a las personas cosas como: ignorar al otro, dejarlo en visto, hacerse el interesante, el difícil, responder los mensajes tres días después, no, eso no sirve y usted puede estar perdiendo a alguien por actitudes inmaduras, sea porque es su pareja o porque es alguien que está dentro de sus expectativas. Cuando hablo de espacio, me refiero al hecho de dejar al otro ser en su naturaleza, en los momentos de soledad, en el espacio vital que todos necesitamos, estar solo. Hay personas que piensan que si le dan un respiro al otro lo van a perder por siempre o no conciben salir a un plan si no es con su pareja. Gran error. El valor más preciado de cualquier ser humano es la libertad y qué bueno es saber que el otro teniendo su libertad y su tiempo, elige estar conmigo. 

Brand Sense 
Este concepto del marketing es uno de mis favoritos para todo. El brand sense trabaja dos frentes importantes del ser humano: los sentidos y los sentimientos o emociones. Por supuesto que desde una óptica muy positiva el marketing lo ha adoptado entendiendo que todo ser humano sin excepción tiene cinco sentidos que son una fuente de inspiración grandiosa y emociones que son inherentes a este. Algunas marcas  le han apostado a las dos tácticas y entonces buscan ser recordadas y atractivas desde lo visual (agradable a los ojos), gustativo (con gran sabor y deleite), auditivo (apreciable con sonidos/ música que son placenteros), olfativo (con olor inolvidable y delicioso) y táctil (que puede ser tocado y genere placer). En las relaciones de pareja, desde la etapa de conquista hasta cuando usted ya lleva años lo podríamos aplicar así: visual (atractivo siempre, agradable que produzca admiración al verlo. Ver lo que escribí en el aparte de empaque), gustativo (que al saborearlo produzca agrado, aquí los hábitos de limpieza y estética son importantes), auditivo (este es genial pues lo asocio al hecho de que escuchar al otro sea un consuelo, un elíxir para los oídos. Cero cantaletas, cero discursos y dramas, cero quejas, nada de insultos, siempre buenas palabras. Leer mi blog sobre el Arte de Regalar), olfativo (no hay nada más agradable en la vida que abrazar, besar, tocar a alguien cuyo olor es agradable. Sí, a usted lo aman aún cuando haya comido cebollas o no se haya bañado, pero el olor es vital y créame, enamora, y es el responsable de la química entre dos, procure oler siempre bien), táctil (¿déjese tocar! ¿Por Dios! He visto parejas que no se tocan, no se toman de la mano, no se dan un abrazo, no permiten que el otro se acerque. Así es muy difícil mantener la química en el amor. Si a usted ya no le nace tocar al otro, yo le pregunto: ¿Qué hace ahí?). 
En cuanto a lo emocional, no olvidemos que todas las personas sin excepción tienen sentimientos. Por más fría que sea una persona, por más que las expresiones de afecto no sean la principal característica de algunos, jamás olvide que las personas sienten tristeza, alegría, miedo, entre otras emociones. Cuando usted está con alguien en el plan que sea, la empatía es la mejor de las herramientas para compenetrarse con otro. Si su pareja o potencial pareja está triste dele un abrazo, hable con ella. Si está feliz por un logro, deje por un momento el Facebook y celebre ese momento con esa persona; si le hace un regalo no importa lo que sea, demúestrele gratitud, dele un beso. Las cosas sencillas forjan las más complejas, es por eso que el mercadeo se ha venido preocupando por ver a sus clientes y no clientes más como personas y no como números que facturan. Usted también téngalo presente. 


El ciclo de vida 
El ciclo de vida de un producto se compone de: Introducción, crecimiento, madurez y declive. Las personas y las relaciones pasan por lo mismo. Para las tres primeras ya escribí todo lo anterior, pero qué pasa cuando estamos en el declive, en ese punto en que ya el producto o en este caso, la relación, está deteriorada o en su fin. Tal como pasa en el mercadeo hay dos caminos seguros: o usted se reinventa y vuelve a comenzar el ciclo o le da una muerte digna a dicho producto porque hay casos en que ya nada se puede hacer. No hay tintes medios. 
Querer permanecer en situaciones y relaciones desgastadas por el motivo que sea es una de las principales causas de la infelicidad de la gente. Muchos se excusan en "el tiempo que llevamos juntos", los hijos, la parte económica, el miedo a quedarse solo... y no toman la decisión de dar un salto a la libertad, porque les preocupa más el "qué dirán" que su propia felicidad y se mantienen en matrimonios o noviazgos que los hacen sufrir, enamorados de otros que automáticamente los lleva o a ser infieles o platonizar a alguien dejando que el tiempo precioso se vaya, viendo la felicidad pasar por sus narices sin hacer nada. ¡Sea valiente! Luche si tiene que luchar por ese amor, dele un vuelco a la situación, trabaje para que funcione, ¡no se vaya sin antes intentarlo eso sí!, pero si ve que no hay nada que hacer, así usted tenga 80 años dé un salto al vacío y arriésguese porque el miedo es el culpable de que muchos amores no se hayan podido realizar y que muchas ideas de éxito en marketing hayan fracasado. Ojalá no deje pasar mucho tiempo.

Feliz semana para todos. 

sábado, 10 de marzo de 2018

EL ENDOMARKETING, UNA PRÁCTICA QUE HACE EMPRESAS MEJORES

El Endomarketing no es nuevo, puede que el concepto de unos años hacia acá haya tomado relevancia y la palabra en sí esté algo de moda como suele suceder con muchas teorías en el mercadeo, pero en realidad esta buena práctica se la debemos desde hace mucho tiempo a la comunicación organizacional, que entre otras cosas, siempre ha procurado aportar al buen clima de las empresas y a desarrollar tácticas que estableciéndose desde adentro tienen impacto en los mercados externos.
De cualquier forma, el Endomarketing se entiende como la estrategia de mercadeo que se hace al interior de cualquier empresa con el fin de generar en las personas que trabajan para esta, niveles de pertenencia más altos y una identidad de marca organizacional que necesariamente busca impactar a los mercados de afuera e ir en conjunción con las tácticas de marketing que se aplican para estos. El sufijo endo significa dentro y acuñado a la palabra marketing da como resultado precisamente lo que ya he explicado: marketing dentro de la empresa.
Debemos tener mucho cuidado en no confundir el Endomarketing con actividades de integración o lúdicas que comúnmente vemos en las empresas, sin afirmar entonces que estas no sean válidas, una cosa es querer realizar eventos en pro del bienestar y entretenimiento del talento humano y una muy diferente el hacer Endomarketing. Si bien, ambos enfoques deben tener propósitos válidos y coherentes en su realización, la tarea del Endomarketing debe estar muy alineada con los objetivos de mercadeo de la empresa, es decir, hace parte del plan de mercadeo y debe compenetrarse en consecuencia con todas las tácticas que también se tengan pensadas para el consumidor final o los stakeholders. Esto, porque si una organización quiere generar un posicionamiento de marca, un reconocimiento de sus productos, una reputación hacia fuera, un conocimiento de su portafolio de productos por parte de un mercado, por quienes debería empezar en primer lugar debería ser por sus empleados y cuando hablo de esto, no me refiero exclusivamente a quienes tienen la responsabilidad comercial, de mercadeo o de atención a un cliente; no, me refiero absolutamente a todos, incluso a aquellos que nunca están de cara al público, a los que trabajan en los procesos silenciosos de la organización, a quienes hacen incluso labores de mantenimientos, aseo, contabilidad, seguridad, entre otros.

La pregunta es ¿y por qué con todas estas personas? sencillo: porque todas estas personas también conforman una marca y una empresa, porque son ellas las que hacen posibles que un producto o servicio esté en el mercado, porque la lógica nos dice que si estas personas se sienten parte de la marca y de la empresa, será mucho menos complicado lograr lo mismo con quienes nos ven o compran desde fuera. Aquí traigo al tema un concepto que se trabaja también mucho en marketing y se denomina "el servicio invisible" y es precisamente el que atañe a todos esos componentes que sin ser percibidos directamente por un cliente con toda seguridad sí van a tener un impacto en la percepción final que un mercado tenga de una compañía o marca en específico.
Muchas empresas invierten un presupuesto muy alto en estrategias de marketing, logísticos, comerciales y de publicidad para dar a conocer sus marcas y mantenerse en la mente de los consumidores, pero invierten muy poco en mantener satisfechos a sus empleados y no hablo solo del aspecto económico, hablo de un ambiente laboral agradable, de programas que propendan por el desarrollo profesional y personal de su gente, por cosas tan sencillas pero tan importantes como la motivación y el respeto, y sin hacer nada de esto aún pretenden ser aceptados en un mercado de consumo.
Las organizaciones sin importar su tamaño deben comenzar a reflexionar sobre lo fundamental de quienes conforman sus equipos de trabajo. La gente siempre será el pilar de cualquier acción y personas contentas en una empresa harán su trabajo y más del que les corresponde, pero lastimosamente en nuestro contexto esta valoración sigue siendo subjetiva y muy pobre porque se considera al empleado como a alguien "a quien le estoy haciendo un favor" o a "quien le estoy dando empleo" y no se evidencia que se trata de un acuerdo bilateral en el que todos deben ganar. Con lo anterior quiero enfatizar en algo y es que no hay Endomarketing que funcione, si una empresa no trabaja en aspectos básicos que tienen que ver con la calidad de vida humana, entiéndase: remuneración justa y a tiempo, trato respetuoso y humano, alta gerencia y mandos medios comprometidos con el talento personal, jefes que más que mandar enseñen, ambientes propicios de trabajo y todo aquello que tenga que ver con brindar al cliente interno una posibilidad de crecimiento así como se espera que sus productos y marcas crezcan.
Una vez establecida la base, el Endomarketing ofrece numerosas posiblidades que no necesariamente dependen de un presupuesto muy alto. Usted puede desde su creatividad realizar y concretar momentos bien planificados en los que incluya a todos los empleados de la empresa, que sean acordes a sus objetivos de marketing y generar aliados de su marca empezando por casa.

domingo, 4 de marzo de 2018

LA COMPETENCIA NOS HACE MEJORES

Ser competitivo es inherente al ser humano, va en el instinto de supervivencia e incluso lo podemos ver en el reino animal, por lo tanto es inherente también a la vida. Este concepto no se quedó entonces en la pura necesidad de alimentarse o aparearse, trascendió hace mucho tiempo al campo de los negocios y  el marketing lo adoptó como uno de sus pilares en los cuales se basa para empoderar productos y servicios en un mercado que cada vez cobra más demanda, por eso la competitividad debe entenderse desde varios ángulos pero el más importante tiene que ver con la diferenciación. De esta forma, un ser humano es competitivo cuando tiene un valor, cualidad, aptitud o rasgo que lo hace diferente a los demás: único, llamativo e irrepetible, y esa competitividad puede estar dada desde un factor intelectual o físico, desde una habilidad o don, desde una capacidad o un atributo pero jamás desde un comportamiento o acción que pase por encima de los derechos y dignidad de otros.
Lastimosamente, en nuestra sociedad muchas personas aún piensan que para ser competitivos deben ser tramposos, desleales, hipócritas e imitar a otros; erróneamente creen que haciéndole un puntapié a los demás son muy destacados y en vez de reprobar estas conductas, esa misma sociedad avala estas maneras asignándoles adjetivos como astuto, inteligente, líder, "avispado", etc, cuando en realidad lo que está haciendo es respaldando a personas mediocres que no tienen la capacidad de medirse con altura ante la superioridad de otros.
Ser competitivo implica ante todo humildad porque es a través de esta que somos capaces de reconocer las fortalezas de otros y las propias. Cuando alguien entiende que la competencia es necesaria para que nosotros mismos podamos ser mejores ya no se ve la competencia como al enemigo que está menguando mis posibilidades, sino como al referente del que puedo aprender y del que puedo observar en qué soy yo diferente para destacarme con mis propios méritos.  Las personas y las organizaciones que respetan a su competencia trabajan en ellos mismos para superarse y distinguirse por algo y no pierden su tiempo en mirar como acabo con el otro para sacarlo del camino y aquí la humildad es imprescindible porque se establece que un mercado como en la vida somos una buena opción para unos y mi competencia una mejor para otros. Es la dinámica económica y es también la de selección natural que rige al universo entero.


Por otro lado, ser competitivo requiere esfuerzo y trabajo, en resumen disciplina, esto significa que no es suficiente con tener una cualidad natural o adquirida. Si eres muy inteligente deberás usar esa inteligencia para aplicarla a un campo específico que traiga progreso y beneficio al entorno, pues de nada le sirve a una persona ser inteligente si usa ese don para dañar, robar, matar. Si eres hermoso deberás cultivar esa belleza con otros rasgos de tu personalidad, trabajar en ser persona también pues el mundo está lleno de bellos vacíos que van y vienen sin dejar huella y cuando eso acaba quedan con sus manos y su alma deteriorada. En marketing un producto o servicio puede ser excelente pero si se queda estancado sin innovar y responder a los avances del mercado, llega otro que fácilmente lo saca del camino y casos tenemos muchos.
Y como decía al principio, ser competitivo es ser diferente, auténtico y para ello hay que ser creativo. Entonces ser diferente no debe interpretarse como el hecho de buscar de cualquier forma destacarme usando métodos que agredan a otros y vayan en contra de la imagen personal. Esto lo digo porque aquí también hay que aclarar algo y es que confundir el ser diferente con convertirse en una persona desagradable, que todo el tiempo contradice a otros, que no está de acuerdo con nada, que en resumen, hace lo que le da la gana, no es ser diferente y mucho menos auténtico. Eres diferente cuando eres tú mismo y cuando por supuesto eliges la persona que quieres ser siempre y cuando tu estilo, forma de pensar y convivir en sociedad no implique pisotear lo derechos de otros seres humanos; y en esto también hay que tener presente que no se trata de mantener contento a todo el mundo, habrán quienes no compartan tu perspectiva pero es muy distinto estar en desacuerdo a violentar la integridad de alguien.
Por ejemplo, puedes tener tu posición política, tu argumento de vida, tu forma de vestir y eso nadie debería cuestionarlo en principio, pero si lo que haces ya está dañando a alguien así sea a una sola persona, entonces no eres auténtico sino fastidioso.  Ser competitivo con todo lo que implica lleva una impronta de valores y ética y esto no es negociable, si eres una empresa deberás actuar correctamente en todos los niveles hacia dentro y hacia afuera, si eres una persona tu factor diferencial también será una cuestión que fluye del interior hacia el exterior.  Por consiguiente, ser competitivo no implica gritarlo a los cuatro vientos porque eso se nota, los demás se darán cuenta. Y digo esto porque tanto las redes sociales como la vida física, están llenas de personas que se jactan de ser mejores que los demás, de ser los más hermosos, los más inteligentes, los intelectuales a quienes no se les puede increpar o contradecir, y considero desde mi punto personal que el realmente bello, inteligente, capaz y todo lo demás, es una persona que se destaca sin necesidad de tanto teatro en su vida porque son sus acciones las que hablan por ella.
Si quieres ser competitivo realmente trabaja en ti, lee, ¡camina! bájate de tu carro por un día y sal a conocer a otros en un bus o en el metro, habla con personas de todas las clases sociales, prueba un delicioso helado en la calle así como disfrutas de una cena en el restaurante más costoso; observa más y habla menos, cultiva tu ser interior, que el gimnasio y las dietas están bien pero no surten efecto en un espíritu vacío; invierte tu tiempo en comprender y respetar a otros en lugar de envidiar y criticar... son muchas cosas las que podría decirte aquí, lo que quiero que comprendas es que en el caso de las empresas y marcas que son exitosas estas asignan muchos recursos y espacios para investigar y así logran innovar, tú puedes hacer lo mismo si quieres descubrir en qué eres mejor que otros pues seguramente tienes algo muy bueno que ofrecer que quizá no has explotado lo suficiente porque vives pensando en lo que los demás hacen y no en lo que tú haces.
La competencia es buena, es tu aliada porque es tu referente, no tu enemiga.
Gracias y hasta la próxima.