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Soy cotidiana, y eso para mi ya es muy importante. Desde lo común se perciben cosas y situaciones que no son posibles en otros aspectos. Me gusta el marketing, lo ejerzo y lo he llevado hasta las aulas universitarias, las cuales son mi principal complemento para todo lo demás. Los animales son otra de mis pasiones y preocupaciones. El medio ambiente y la vida en sociedad son otros temas también que ocupan mis días. Escribo por gusto no por obligación y afortunadamente encontré un trabajo en el que me pagan por hacerlo.

domingo, 25 de octubre de 2020

LA INCERTIDUMBRE ES LO MEJOR QUE NOS PUEDE PASAR

 La incertidumbre es una palabra que genera resistencia, también miedo. No nos criaron ni nacimos muchos en medio de esta, porque el contexto venía de alguna forma acostumbrándonos a su habitual acomodo: era estable el trabajo, la economía, el sistema social y hasta las relaciones. Hoy nos enfrentamos a un derrumbe de esos paradigmas donde lo único constante es el cambio, y aunque la red y la literatura estén llenos de expertos hablando del tema o de cómo hacer la gestión de ese cambio, no nos digamos mentiras, casi nadie, por no decir que ninguno está preparado para afrontarla.




Es por esto que quien diga que hay una fórmula para solucionar lo desconocido, de entrada está mintiendo, pues ¿cómo podemos saber qué hacer cuando no sabemos qué va a pasar? Sin embargo, lo que sí puedo aportar yo al respecto es que la incertidumbre no es del todo mala, de hecho, es lo mejor que nos ha podido pasar porque cuando las cosas son predecibles de verdad pierden el gusto y más en el actual escenario, donde la gente se aburre muy fácil, nada les sorprende, todo se les va como agua entre los dedos. Ya Bauman cuando habló de la sociedad líquida, hizo un grandioso acercamiento a lo que es la trama cotidiana de hoy en la que todo es efímero, en la que todo pierde valor y en la que cosas y personas van y vienen sin parecer importarles el tomarse con mayor profundidad la vida.

La incertidumbre deberá llevarnos obligatoriamente a repensarnos, a transformarnos, a volver nuestros ojos hacia la esencia del ser. Deberá conducirnos por un camino que no está abierto y en el que nos corresponde recorrerlo con lo que tengamos, con lo que sepamos, con lo que cultivemos. Y como no hay fórmulas, lo mejor es aceptar que está sucediendo, pero más allá de eso, reconocer que como humanos somos frágiles, somos susceptibles, somos sin excepción proclives a ser víctimas, victimarios o héroes, todo depende del papel que queramos asumir. De cualquier forma pienso, que esta nos invita quizá cruelmente para unos y más suavemente para otros, a redefinir nuestra vida y cómo vemos y tratamos a nuestros semejantes. A ser empáticos, a ponernos en los zapatos de aquellos que juzgamos desde la falsa tranquilidad de tenerlo todo y en el fondo, no tenerlo nada.

Lo importante aquí tampoco es quedarse en la reflexión porque la incertidumbre, la crisis, lo inexacto, tiene que trascender, tiene que ser el motivador para lograr renacer en medio de esta o sumirse en la oscuridad. Es una elección, como todo, pero es lo mejor que nos ha podido pasar en medio de un mundo tan dormido e insensible como el que hemos construido.

Hasta la próxima.

 

jueves, 8 de octubre de 2020

LA GRATITUD ES LA MEMORIA DEL CORAZÓN

Decir gracias no debería ser simplemente una palabra que por educación debe pronunciarse obligatoriamente cuando alguien hace algo por nosotros. Más allá de ser agradecidos por todo lo que tenemos, lo cual está muy bien, la gratitud es la manera, es la forma como actúas con aquellos que algún día te dieron algo: su tiempo, su amistad, su dinero, su confianza, una oportunidad profesional, su conocimiento o en cualquiera de sus variables, su ayuda.

Mucha gente va por la vida pensando que son dignos del favor de otros sin nada a cambio, y yo pienso que aún cuando es cierto que al hacer algo por otros, no debes esperar grandes cosas, lo que sí creo profundamente es que por lo menos mereces de esas personas, de esas empresas, si es el caso, respeto y buena actitud.



Ser agradecido no te debe convertir en alguien que todo el tiempo tenga que estar retribuyendo ese algo que te brindaron, ni ser un fastidioso que en cada encuentro tengas que recordar con palabras eso mismo. El solo hecho de abstenerse de hablar mal o de actuar mal, ya en sí es una forma de agradecimiento, quizá la mejor manera de devolverle al otro su esfuerzo o su intención.

Esto lo entienden las empresas que con su cliente interno y externo, no se desperdician en simples frases o mensajes tales como “gracias por confiar en nosotros” o “gracias por hacer parte de nuestro equipo”, sino que trascienden a acciones reflejadas en prestar un mejor servicio, en hacer las cosas bien, en facilitar la vida a esas personas, en fin, en respetar y valorar a quienes han hecho posible que estén en el lugar que actualmente ocupan. Es una forma mucho más clara del concepto de gratitud.

Con las relaciones interpersonales nada cambia. No se trata de estar llamando, de estar escribiendo, de estar hablando, pues esto en muchos casos no es posible. Quizá ya no hayan vínculos, quizá ya no haya manera de estar en continuo contacto, por la razón que sea, o por qué no, a veces no hay cómo devolver un favor, pero siempre se podrá ser grato si tienes presente que un silencio prudente, que una actitud considerada, que el abstenerse de decir, pensar o hacer algo en contra de quien alguna vez te dio su mano o hizo algo por ti, debe llevarte a pensar que si tu retentiva no te alcanza para recordar eso, el corazón sí que tiene memoria o debería tenerla.

Hasta la próxima.