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Soy cotidiana, y eso para mi ya es muy importante. Desde lo común se perciben cosas y situaciones que no son posibles en otros aspectos. Me gusta el marketing, lo ejerzo y lo he llevado hasta las aulas universitarias, las cuales son mi principal complemento para todo lo demás. Los animales son otra de mis pasiones y preocupaciones. El medio ambiente y la vida en sociedad son otros temas también que ocupan mis días. Escribo por gusto no por obligación y afortunadamente encontré un trabajo en el que me pagan por hacerlo.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

SOBRE DESAPRENDER: SUCINTO Y POQUITO


Desaprender. Nunca le había prestado atención a esta palabra sólo hasta el día que en un seminario de pedagogía el ponente lo usó como base de su discurso para exponer la importancia del verbo en el contexto de las nuevas tendencias de conocimiento y educación. Desde entonces, considero que desaprender resulta más relevante y esencial que aprender, porque constantemente estamos en función de apropiar, de adquirir nuevas formas, métodos, estilos, y no me refiero al conocimiento intelectual en sí mismo, me refiero a la vida y su digna cotidianidad.

Desde niños estamos adquiriendo normas y paradigmas para hacer las cosas, la sociedad y la familia nos sumergen en escenarios en los cuales el discurso siempre será con tendencia a apropiar, recibir y almacenar información y comportamientos, lo cual está bien y es apenas lógico, no obstante a ese discurso le ha faltado y le seguirá faltando el concepto de desaprender. Siendo así resulta mucho más difícil el desaprender porque este implica prácticamente deshacerse de todo lo anterior, seguramente sin razón o sin argumento que lo sustente excepto aquel que nos dicta la razón o el corazón. Y no es fácil porque si aprender muchas veces parte de la obligación, ni qué decir del desaprender: se hace a la brava, se hace a punta de fracasos y al mejor estilo de la ciencia misma por ensayo y error.

Se desaprende realmente después de un gran tiempo de reflexión al tomar conciencia plena de que lo hecho o pensado no ha servido o no ha dado resultados. Si este proceso se diera en horas, días o semanas no sería tan complejo, el problema es que el desaprender puede tomar meses e incluso años, no hay un tiempo establecido que indique cuándo se está preparado para desaprender, es más, hay una alta probabilidad de que esto nunca se dé.

Este es un micro escrito, estoy en el proceso de desaprender muchas cosas y una de esas tantas es ponerle un poco de freno a las palabras y dejar lugar a la libre interpretación. Citando a Umberto Eco con “Obra Abierta”, justo necesito hacer de mis escritos algo así lejos de las metáforas y la prosa que poco han funcionado y es necesario desaprenderlas.