Suponer implica de entrada emitir un
juicio basado en el capricho de la razón, jamás en el argumento que resulta de
la certeza o la seguridad de un hecho comprobado. Por ello, suponer es perder,
porque cuando lo hacemos solo estamos dejando que la imaginación sea quien tome
las riendas de un pensamiento, que para este caso no va enfocada a la
creatividad sino más bien a una figura mental que por lo general es equivocada,
es errada.
Siempre que sacamos conclusiones
apresuradas, nos exponemos a llevar a la mente un escenario inexistente que por
cierto, también resulta en el hecho de tomar decisiones que pueden afectar el
desarrollo de lo que sea: la vida y el marketing no funcionan a partir de lo
que “a mi me parece que es así”, funcionan cuando tomo un riesgo que se expresa
en lo que es verdadero, no el prejuicio que se alimenta de pensamientos
fatuos, egoístas.
Tanto para el trabajo con una marca o
producto como para la gestión de relaciones personales, preguntar y hablar
siempre serán la vía correcta para tener la certeza de algo. Si yo quiero saber
qué es exactamente lo que desea un cliente o qué no, más que hacer una encuesta
o disponer de un buzón de sugerencias impersonal, lo mejor siempre será indagar
a estos directamente y de frente todo aquello que quiero saber acerca de mi
servicio o empresa, quizá tome tiempo y esfuerzo pero vale la pena.
En el ámbito de las relaciones
interpersonales con mayor razón. Hay que dejar a un lado el temor, la
vergüenza, la cobardía, de averiguar directamente en el otro qué pasa, qué le
disgusta, qué le gusta, qué le sucede, qué quiere o qué no quiere. Así,
dejaremos con toda seguridad esa mala costumbre de “montarnos en el bus
equivocado”, de esperar lo que nunca va a llegar, de enojarnos cuando no hay
motivos, de quedarnos donde no debemos, o por qué no, de arruinar lo que puede
ser maravilloso y sabotear el instante solo porque queremos creer que algo es
así cuando es todo lo contrario.
Suponer es perder la oportunidad de
conocer a otros en su profundidad, es malograr la esencia de alguien sea un
mercado de clientes, sea una persona. No dejemos que el prejuicio nos diga las
cosas, dejemos que sea la verdad aquella que nos permita actuar, decidir o de
cualquier manera callarlo.
Hasta la próxima.
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