La actitud no es una pose ni una postura amañada
que pretenda desde la falsa alegría o el positivismo exagerado, mostrar una
cara cuando estamos sintiendo o viviendo otra cosa.
De hecho, la actitud, cualquiera que esta sea,
está claro que determina el resultado de un algo y también el ambiente en un
contexto. Cuando hay mala actitud no se puede esperar que los otros tengan una
respuesta amable o que las cosas salgan mejor, si hay algo contagioso más que muchas
otras cosas, es precisamente una actitud; por eso, cuando la actitud es buena
sí que transforma a otros y a un entorno.
Defiendo mucho el tener derecho a sentirnos tristes,
enojados, contrariados, insatisfechos y a decirlo por supuesto. A vivir y sentir
un momento sin tener que estar disimulando lo que llevamos por dentro, y tener
actitud no se trata de fingir lo que no somos o de hacer “cara de ponqué”
cuando la situación no da para ello. Si totalmente llevamos por delante de cualquier
cosa que hagamos, el respeto, ese derecho a sentir y expresarse es válido siempre
y cuando con esto no pasemos por encima de los otros.
Y lo afirmo, porque tener actitud es entender en
primer lugar que los demás, (tus clientes, tu familia, tus amigos, tus
compañeros de trabajo, tus empleados, cualquier persona) no tienen la culpa de
lo que pasa o haya pasado en tu vida y no está bien actuar mal con los otros de
forma displicente, grosera o atrevida solo porque nos sentimos mal. Como es
importante también comprender que por más que tengamos un problema nada nos quita
el ser amables, educados y empáticos con los demás.
Es muy desagradable que como cliente uno tenga que
aguantar la mala actitud de quien supuestamente te está prestando un servicio, o
llegar a una organización donde el clima laboral es insoportable, simplemente
porque no hay gestión en este sentido. No olvidemos que el ambiente y la buena
actitud no la hacen ni la infraestructura tecnológica ni las construcciones
bien diseñadas, pues son las personas las que forjan esas dinámicas y si son negativas,
seguramente esto saldrá a relucir y puede impactar incluso un indicador como
las ventas.
Tener actitud es procurar hacer llevadera la vida
misma, que de por sí, ya tiene muchos conflictos. Es trabajar por dar a otros
así no los conozcas un buen trato. La buena actitud abre muchas puertas y
aunque no siempre el tenerla nos garantiza que los demás te lo vayan a devolver
también en la misma línea, te darás cuenta que la mayor ganancia te la llevarás
para ti mismo.
Hasta la próxima.
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